¡I. y A. van a ser papás!,
hacía mucho, muchísimo tiempo que una noticia no me hacía tan feliz.
Este embarazo se me va a hacer eterno, pensé. ¡Ojalá lo disfruten cada minuto, como lo disfrutamos nosotros! y... sentí de envidia... ¡cuánto me gustó estar embarazada!
Echo de menos lo que se siente al estar esperando un bebé, aquella emoción..., y después, ver su carita por primera vez, o sus pequeñímos dedos que se agarran a los míos..., su piel rosadita, sus piernas encogidas.... TODO.
Y lo rápido que crecen.
De vez en cuando me asalta una especie de angustia por saber que no volveré a tener de
nuevo el placer maravilloso del embarazo, el dar de mamar…
Pero ahora es el momento de que
mis niñas aprendan a volar, a vivir. De acompañarles en ese proceso y
ayudarles..., hacer lo imposible para que sean felices y libres, y aunque este momento también es un momento muy dulce, daría lo que fuera por poder
asomarme al día de su nacimiento, a esos primeros días suyos otra vez, y ver la
cara de su papá… y volver a saborear aquellos días.
Y ellos, ahora, lo están experimentando.
¡La pequeña Sara ya está aquí!
¡CUÁNTO me alegro, enhorabuena PAPÁS!