Me encanta entrar en las MERCERÍAS ..., todo me gusta, y con cada cosa que veo... pasacintas, puntillas, entredoses, lazos...botones..., me vuela la imaginación, me lo llevaría todo!, así pues, el otro día, en una mercería, empecé a pedir... dos metros de esto en rojo, y cuatro en azul y ... no-se-qué en verde... y me lo fue poniendo todo en el mostrador... la combinación de colores era espectacular, y mi mente empezó a componer cosas... y allí mismo nació este broche.
Muchas veces me da pena no quedarme con todo lo que hago, me cuesta desprenderme de las cosas, y pienso en si sus nuevas propietarias se darán cuenta de que cada puntada es especial y diferente, que al recortar el fieltro o la tela, o incluso al enhebrar la aguja, estás poniendo todo tu cariño, tu gusto, los detalles, el tiempo que has empleado... todo es especial y único... pero por otro lado, me llena de orgullo que las quieran, que se las lleven..., es todo muy contradictorio, pero ya se que a todas nos pasa lo mismo..., lo comentaba también el otro día Natalia en su blog y me sentí totalmente identificada, es increíble cuando lees algo que podrías haber escrito tu misma.